martes, 28 de abril de 2020

El Número de Oro o Divina Proporción, presente en el cuerpo humano, la naturaleza, el arte o la música




Se llama número áureo o número de oro al número que se escribía en los sitios públicos de Atenas con caracteres de oro y representaba el número de orden correspondiente a cada uno de los 19 años del periodo en que los novilunios vuelven a suceder en los mismos días.

La definición anterior aparece en el diccionario Espasa. El número áureo equivale a 1,61803398 y hay constancia de su conocimiento en civilizaciones tan antiguas como Babilonia y Asiria alrededor del año 2000 a C.

También denominado Proporción Áurea o Razón Aurea, es un número irracional representado por la letra griega φ (phi). Todos conocemos el dibujo que Leonardo da Vinci hizo para ilustrar el libro 'La Divina Proporción' del matemático Luca Pacioli, el cuál propone un hombre perfecto (homo quadratus) en el que las relaciones entre las distintas partes del cuerpo se fundamentan en el número de oro, tal y cómo se muestra en el famoso dibujo.
Golden Ratio
La proporción áurea está en todas partes:
1- En el cuerpo humano. Resulta que el cociente entre la altura del hombre y la distancia del ombligo a la punta de la mano es el número áureo. La más llamativa tal vez sea la relativa al ombligo: si se divide la altura total de un hombre entre la distancia del ombligo a los pies obtenemos el número áureo. En la investigación sobre la odontología se ha demostrado que la dentadura va creciendo según la proporción áurea. En nuestras manos las falanges están en sucesión áurea 6.

partenon
2- En las artes plásticas. Aparece en el siglo V a C en Atenas, los griegos lo conocían y utilizaban en los diseños arquitectónicos y escultóricos. Una de las construcciones más famosas en las que se ha utilizado es el Partenón. También encontramos las proporciones del rectángulo áureo y sus secciones en el Edificio de la O.N.U en Nueva York.
Phi Fibonacci
3- En la música. En varias sonatas para piano de Mozart, la proporción entre el desarrollo del tema y su introducción es la más cercana posible a la razón áurea. Aunque no se sabe que Beethoven estuviera al tanto de esto, en su Quinta Sinfonía, distribuye el tema siguiendo la sección áurea. En instrumentos como el piano, ya que está constituido por siete octavas ordenadas de forma creciente de graves a agudas. Así, los primeros seis números de la Sucesión de Fibonacci, muy similar a la proporción áurea, figuran en una octava de piano, la cual consiste en 13 teclas: 8 teclas blancas y 5 teclas negras, en grupos de 2 y 3.

4- En las matemáticas. El número de oro o proporción áurea están presentes en todos los objetos geométricos regulares o semiregulares en los que haya simetría pentagonal, que sean pentágonos o que aparezca de alguna manera la raíz cuadrada de cinco. Está relacionado con los sólidos platónicos, en particular con el icosaedro y el dodecaedro, cuyas dimensiones están dadas en términos del número de oro.
rostro proporcion aurea
5- En la naturaleza. Hay muchos elementos relacionados con la sección áurea o la secuencia de Fibonacci que tienen una gran similitud. La disposición de los pétalos de las flores, La distribución de las hojas en un tallo.
La relación entre las nervaduras de las hojas de los árboles. La relación entre el grosor de las ramas principales y el tronco, o entre las ramas principales y las secundarias. La cantidad de espirales de una piña.
Estos números son elementos de la sucesión de Fibonacci y el cociente de dos elementos consecutivos tiende al número áureo. En la cantidad de pétalos en las flores existen por ejemplo flores con 3, 5 y 8 pétalos y también con 13, 21, 34, 55, 89 y 144. Está en el ADN y así podemos descubrirlo en infinidad de ejemplos más.
concha

https://www.tunuevainformacion.com/etica-filosofia-de-vida/532-el-numero-aureo-o-la-divina-proporcion-presente-en-el-cuerpo-humano-la-naturaleza-el-arte-o-la-musica.html

sábado, 4 de marzo de 2017

Platón - El mito de la caverna (República, VII)

Volvimos, hacía un largo tiempo, que dejé descansando este blog (no así la mente..)


WE ARE THE FIRST TO PROGRAM YOUR FUTURE..
#salvitus 


El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento, según la teoría del conocimiento explicada al final del libro VI, ilustrada mediante la alegoría de la línea.

El mito de la caverna

I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.

jueves, 17 de abril de 2014

Filosofía: "Adiestrar al animal rentable" - Raoul Vaneigem

¿Ha perdido la escuela el carácter repelente que presentaba en los
siglos XIX y XX, cuando domaba los espíritus y los cuerpos para las duras
realidades del rendimiento y de la servidumbre, teniendo a gala educar por
deber, autoridad y austeridad, no por placer y por pasión? Nada es más
dudoso, y no puede negarse que, bajo las aparentes solicitudes de la
modernidad, muchos arcaísmos siguen marcando la vida de las estudiantes
y de los estudiantes. ¿No ha obedecido hasta hoy la empresa escolar a la
preocupación dominante de mejorar las técnicas de adiestramiento para que
el animal sea rentable?
Ningún niño traspasa el umbral de una escuela sin exponerse al riesgo
de perderse; quiero decir, de perder esa vida exuberante, ávida de
conocimientos y maravillas, que sería tan gozoso potenciar en lugar de
esterilizarla y desesperarla bajo el aburrido trabajo del saber abstracto. ¡Qué
terrible notar esas brillantes miradas a menudo empañadas!
Cuatro paredes. El asentimiento general conviene en que allí uno será,
con consideraciones hipócritas, aprisionado, obligado, culpabilizado, juzgado,
respetado, castigado, humillado, etiquetado, manipulado, mimado, violado,
consolado, tratado como un feto que mendiga ayuda y asistencia.
¿De qué os quejáis?, objetarán los promotores de leyes y de decretos.
¿No es la mejor manera de iniciar a los pipiólos en las reglas inmutables que
rigen el mundo y la existencia? Sin duda. Pero ¿por qué los jóvenes
aceptarían durante más tiempo una sociedad sin alegría ni porvenir, que los
adultos ya solo se resignan a soportar con una acritud y un malestar
crecientes?

Aviso a escolares y estudiantes, traducción de Juan Pedro García del Campo,
Debate, Barcelona, 2001

Raoul Vaneigem (belga, nacido en 1934):

Convertido en uno de los inspiradores del pensamiento de la corriente contestataria
de mayo del 68 con un libro de culto: Tratado del saber vivir para el uso de las jóvenes
generaciones (1967). Realiza una crítica radical del capitalismo, instrumento de muerte y
alienación, y defiende la revolución como condición de realización del goce.

{extracto del libro "Antimanual de Filosofía - Michel Onfray}

viernes, 11 de abril de 2014

Prólogo de la Obra Musical "Luzbelito" de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

El infierno de Luzbelito
es un espejo para nuestra vergüenza.
Somos hijos de multivioladores muertos.
Somos los hijos de puta que van a beber de sus aguas y, ya sabemos, los hijos de puta
no descansan nunca.

ZIPPO.









sábado, 5 de abril de 2014

Prólogo del libro "La Amenaza de los Dioses" - Juan Pina. [biblioteca de las indias]

Nug es un varón que ha entrado hace poco en la edad adulta. Ya se ha sumado
varias veces a las partidas de cazadores que se reúnen antes del amanecer y
abandonan las cavernas armados con lanzas y piedras. Es un día alegre para todos
porque el grupo ha regresado con una magnífica noticia. El más grande de los
animales dará de comer a todas las familias durante bastante tiempo. Además, en el
camino de vuelta han recolectado todo tipo de bayas y frutas. Muchas de ellas se
reservarán para los niños pequeños, como el hijo de Nug, que ya empieza a gatear y a
interesarse por los alimentos sólidos, aunque también sigue mamando.
Al conocer la noticia, un grupo de mujeres, niños y hasta ancianos se ha dispuesto
a acompañar a algunos de los cazadores para ayudarles a despedazar y repartir aquel
enorme paquidermo lanudo. La hembra de Nug, ansiosa por asegurar su provisión de
carne, es una de las primeras en unirse al grupo. Pero él, cansado y satisfecho por la
hazaña, prefiere permanecer en la cueva con su hijo. Después de jugar con él y
dormir un rato, mira instintivamente hacia la salida, asegurándose de que nadie lo
esté observando. Luego, con una antorcha en una mano y el bebé sujeto por el otro
brazo, se adentra en la galería natural, que desciende ligeramente y traza una curva,
quedando más de la mitad fuera del alcance de la luz solar y de las miradas de los
curiosos. En aquel recoveco guarda Nug sus tesoros. Unos son producto de su
valentía y otros son obra de su creatividad. Los primeros son un conjunto de objetos
envueltos en una piel de lobo; Los segundos, unas pinturas realizadas con esmero en
la superficie, bastante lisa, de aquella pared de granito.
Como siempre, fija la antorcha en un hueco natural entre dos rocas. Contempla su
obra. Cada vez le salen mejor los trazos que representan a los hombres y mujeres de
su clan. En unas escenas están reunidos en torno al fuego, asando la carne o
calentando el metal para poder darle la forma larga y afilada que necesitan. En otras,
-5-los hombres rodean a algún animal y le dan caza con sus lanzas. Pero también hay
escenas que Nug ha pintado con miedo. Son las escenas en las que aparecen esos
seres todopoderosos que de vez en cuando visitan la región. Tienen dos piernas y dos
brazos, y caminan erguidos alcanzando una altura ligeramente inferior a la de él. Pero
están completamente cubiertos por una segunda piel hecha con tejidos extraños que él
no ha visto en la naturaleza. Sus pies van enfundados en una especie de ramas de
árbol, y sus cabezas están siempre dentro de unas grandes esferas transparentes. Las
pinturas representan a grupos de tres o cuatro de esos seres recorriendo la zona a
bordo de unos extraños animales cuadrados que, en vez de patas, tienen unas cintas
blandas que giran una y otra vez. Casi siempre van armados con unas puntas de lanza
que a Nug le parecen mágicas, porque sale de ellas un haz rojizo que abrasa y reduce
a polvo todo lo que toca. Varios miembros del clan han muerto de esa manera, al
intentar resistirse. A muchos otros los han obligado a dormir y se los han llevado.
Algunos han regresado, pero ya no son los mismos.
Él, Nug, es famoso en los clanes de toda la comarca, porque es el único que ha
conseguido matar a uno de esos misteriosos enemigos. Era casi un niño cuando
intentaron llevarse a su madre. Nug, en vez de enfrentarse con los que la estaban
sujetando, saltó sobre el más alejado y comenzó a golpear con una piedra la dura
esfera que protegía su cara, hasta que la quebró. Los otros dos soltaron a su madre,
que pudo escapar, y acudieron en ayuda de su compañero, tendido ya en el suelo.
Pero Nug elevó una pesada roca y le aplastó la cabeza antes de que pudieran
socorrerle. Se apartó del cuerpo sin vida mientras los otros dos, muy agitados,
realizaban todo tipo de comprobaciones. Finalmente le abandonaron allí y se
marcharon apresuradamente, a bordo de aquel extraño animal que corría como un
lobo. Cuando regresaron con varios más se desencadenó la tragedia. No encontraron
a Nug, pero sí a su madre. La mataron delante de todos. El escarmiento surtió efecto,
porque no se recuerda que nadie más haya osado atacar a uno de esos seres. Pero, al
mismo tiempo, la fama de Nug se engrandeció hasta convertirle en una leyenda viva.
-6-Nug recuerda a su madre y abre con tristeza el hatillo para contemplar su tesoro.
Son los objetos que le quitó a aquel extraño cadáver. Él no puede saber que se trata de
aparatos para medir el tiempo, comunicarse a distancia o tomar muestras de tejidos.
Pero sí sabe para qué sirve uno de ellos, porque ha visto cómo lo emplean para
insertar un pequeño objeto bajo la piel de los niños pequeños. Nug y su hembra
tienen una cicatriz corta cerca del tobillo derecho porque él, intuyendo que aquello no
puede ser nada bueno, ha extraído esas cosas y piensa hacer lo mismo cuando se la
coloquen a su hijo.
Nug no quiere estar triste. Sabe que es un día grande y se ha adentrado en la
cueva para llegar a su rincón secreto y plasmar la caza heroica en la que ha
participado. Envuelve los objetos en la piel de lobo y mira a su hijo, que le sonríe
mientras intenta acercarse demasiado a la antorcha. Con un grito corto y gutural, salta
sobre él y lo aparta del peligro. Cuando el niño intenta imitar su gruñido, le invade
una felicidad inexplicable. Luego toma un tizón y lo hunde en el betún negro y
pegajoso con el que va a pintar el mamut herido.

jueves, 6 de marzo de 2014

Las 7 Reglas de Paracelso (para una vida sana)

1º- Lo primero es mejorar la salud. Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños
sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un
tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.

2º-Desterrar absolutamente de tu ánimo, por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza. Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas
maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u
ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3º- Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4º- Hay que olvidar toda ofensa, mas aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5º -Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Introduccción a "Leviatan" - Thomas Hobbes

LA NATURALEZA (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) está imitada de tal modo, como en otras muchas cosas, por el arte del hombre, que éste puede crear un animal artificial. Y siendo la vida un movimiento de miembros cuya iniciación se halla en alguna parte principal de los mismos ¿por qué no podríamos decir que todos los autómatas (artefactos que se mueven a sí mismos por medio de resortes y ruedas como lo hace un reloj) tienen una vida artificial? ¿Qué es en realidad el corazón sino un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que dan movimiento al cuerpo entero tal como el Artífice se lo propuso? El arte va aún más lejos, imitando esta obra racional, que es la más excelsa de la Naturaleza: el hombre. En efecto: gracias al arte se crea ese gran Leviatán que llamamos república o Estado (en latín civitas) que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para cuya protección y defensa fue instituido; y en el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero; los magistrados y otros funcionarios de la judicatura y ejecución, nexos artificiales; la recompensa y el castigo (mediante los cuales cada nexo y cada miembro vinculado a la sede de la soberanía es inducido a ejecutar su deber) son los nervios que hacen lo mismo en el cuerpo natural; la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su potencia; la salus populi (la salvación del pueblo) son sus negocios; los consejeros, que informan sobre cuantas cosas precisa conocer, son la memoria; la equidad y las leyes, una razón y una voluntad artificiales; la concordia, es la salud; la sedición, la enfermedad; la guerra civil, la muerte. Por último, los convenios mediante los cuales las partes de este cuerpo político se crean, combinan y unen entre sí, aseméjanse a aquel fíat, o hagamos al hombre, pronunciado por Dios en la Creación. 

Al describir la naturaleza de este hombre artificial me propongo considerar:  
1° La materia de que consta y el artífice, ambas cosas son el hombre. 
2° Cómo y por qué pactos, se instituye, cuáles son las derechos y el poder justo o la autoridad justa de un soberano; y qué es lo que lo mantiene o lo aniquila. 
3° Qué es un gobierno cristiano. 

Por último qué es el reino de las tinieblas. 

Por lo que respecta al primero existe un hecho acreditado según el cual la sabiduría se adquiere no ya 
leyendo en los libros sino en los hombres. Como consecuencia aquellas personas que por lo común no pueden dar otra prueba de ser sabios, se complacen mucho en mostrar lo que piensan que han leído en los hombres, mediante despiadadas censuras hechas de los demás a espaldas suyas. Pero existe otro dicho más antiguo, en virtud del cual los hombres pueden aprender a leerse fielmente el uno al otro si se toman la pena de hacerlo: es el nosce te ivsurn, léete a ti mismo: lo cual no se entendía antes en el sentido, ahora usual, de poner coto a la bárbara conducta que los titulares del poder observan con respecto a sus inferiores: o de inducir hombres de baja estofa a una conducta insolente hacia quienes son mejores que ellos. Antes bien, nos enseña que por la semejanza de los pensamientos y de las pasiones de un hombre con los pensamientos y pasiones de otro, quien se mire a sí mismo y considere lo que hace cuando piensa, opina, razona, espera, teme, etc, y por qué razones, podrá leer y saber, por consiguiente, cuáles son los pensamientos y pasiones de los demás hombres en ocasiones parecidas. Me refiero a la similitud de aquellas pasiones que son las mismas en todos los hombres: deseo, temor, esperanza. etc.: no a la semejanza entre los objetos de las pasiones, que son las cosas deseadas, temidas, esperadas, etcétera. 

Respecto de éstas la constitución individual y la educación particular varían de tal modo y son tan fáciles de sustraer a nuestro conocimiento que los caracteres del corazón humano, borrosos y encubiertos, como están, por el disimulo, la falacia, la, ficción y las erróneas doctrinas, resultan únicamente legibles para quien investiga los corazones. Y aunque, a veces, por las acciones de los hombres descubrimos sus designios, dejar de compararlos con nuestros propios anhelos y de advertir todas las circunstancias que pueden alterarlos, equivale a descifrar sin clave y exponerse al error, por exceso de confianza o de desconfianza, según que el individuo que lee, sea un hombre bueno o malo. 
Aunque un hombre pueda leer a otro por sus acciones, de un modo perfecto, sólo puede hacerlo con sus circunstantes, que son muy pocos. Quien ha de gobernar una nación entera debe leer, en si mismo, no a este o aquel hombre, sino a la humanidad, cosa que resulta más difícil que aprender cualquier idioma o ciencia; cuando yo haya expuesto ordenadamente el resultado de mi propia lectura, los demás no tendrán  otra molestia sino la de comprobar si en sí mismos llegan a análogas conclusiones. Porque este género de doctrina no admite otra demostración.


Fuente: "Biblioteca del Político". INEP AC 





Leviatán. Thomas Hobbes 

"La Mosca En La Sopa" - Prólogo del Álbum de la Gran Obra Musical "La Mosca en La Sopa" (Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota")




El arte corrió por parte de Rocambole, responsable de gran parte de la imaginería gráfica de la banda. Hacía rato que tenía guardado un gato momificado que había encontrado así en un techo. En ese tiempo Enrique Symns era gran amigo de la banda y decidí poner cerdos y peces por la revista donde colaboraba el Indio. Estaba también lo de los jubilados comiendo gatos en plaza Lavalle. Entonces incrusté al gato. En esa época ya había abogados diciéndome que podía hacer juicio por las reproducciones: nunca me interesó porque en otros tiempos nosotros nos ganamos la vida reproduciendo cosas sin autorización.



El prólogo de este álbum tiene una gran similitud con los textos que el Indio Solari publicaba como columnista en la revista de su amigo Enrique Symns, Cerdos y Peces los cuales se aprecian en el arte del disco.. (Fuente: WikiPedia la maldita)

"Tratando de lucirse, un chancho puede comer un jamón (siempre revelamos a lo que estamos sometidos).
La mosca está en la sopa. Aceptémoslo. Sentados a la mesa servidas están nuestros héroes. Esos tres bombones que creen que arman un gran cacao. Esos que han ganado reputación gracias a los papeles duros y son muñecos vudú de ésta sociedad-espectáculo. El primero de los comensales rechaza de pleno el plato. El segundo quita la mosca del plato y toma la sopa. El tercero exprime la mosca dentro del plato hasta la ultima gotita y luego come con fruición. Mientras tanto, lenta, muy lentamente, se les mete la muerte por donde los monos se meten la manzana.
Queridos amigos, la franela no es como la gamuza. Puede que alguna de éstas noches no nos encontremos aquí ya. Puede ser cualquiera de nosotros el que se va al pasado. Allí, un chimpancé viejito atiza el fogón, se llama Adán y es tu gran papito. Ese mono que ríe, despacito, en la oscuridad.
Allí, y para siempre, aprendimos que ciertos fuegos no se encienden frotando dos palitos."

"La Mosca En La Sopa" -  Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota



martes, 4 de marzo de 2014

Introducción del Libro: "Atrapa al Pez Dorado" de David Lynch

Las ideas son como peces. Si quieres pescar pececitos, puedes permanecer en aguas poco profundas.
Pero si quieres pescar un gran pez dorado, tienes que adentrarte en aguas más profundas.En las profundidades, los peces son más poderosos y puros. Son enormes y abstractos. Y muy bellos.

Yo busco un tipo particular de pez importante para mí, uno que pueda traducirse al cine. Pero allá abajo nadan toda clase de peces. Hay peces para los negocios, peces para el deporte. Hay peces para todo.
Todo, cualquier cosa, surge del nivel más profundo. La física moderna denomina a ese nivel campo unificado. Cuanto más se expande la conciencia, más se profundiza hacia dicha fuente y mayor es el pez que puede pescarse.

Los treinta y tres años que llevo practicando la meditación trascendental han sido clave para mi trabajo en el cine y la pintura y en todos los aspectos de la vida. Han sido un modo de zambullirme más a fondo en busca del gran pez. En este libro quiero compartir esas experiencias contigo.

lunes, 3 de marzo de 2014

Del Blog "Mariposa Reveladora": CARTAS ILLUMINATIS Y LA BIBLIA

Mariposa Reveladora: CARTAS ILLUMINATIS Y LA BIBLIA: Estas cartas saben el futuro o su creador, Steve Jackson, tuvo acceso a información privilegiada? Se han tirado las cartas más relevantes ...



Estructura de "La Divina Comedia" - de Dante Alighieri.








"Nueva Roma" - Indio Solari

Toda civilización elige una "fidelidad". Esta ha elegido a Nueva Roma. Va a ser más fácil así. Además, ¿estás preparado para otra cosa?. 

Nueva Roma sabe que la comunidad televisiva se ve atrapada por la desesperación cuándo ésta es incompleta. Cuando aún conserva una mínima porción de esperanza ilusoria. Nueva Roma atrapa esa desesperación en redes conceptuales cada vez más grandes. 

¡TENEMOS TU IMAGEN DE FUTURO! En alguna misión especial ganarás el colosal concurso "Valle del Mariner". Quince días en bungalows bien aislados y de buen blindaje. Y por si fuera poco, te entregaremos un set completo de grasa artificial subcutánea y hormonas para lucir una piel muy peluda que te permita pasear libremente por el dramático paisaje marciano. ¡Se nota en tus ojos que otro vivir no te atrae! 
¡Que mundo milagroso! serás un sabio sin dolores de cabeza. Serás el rey de los bebés . Un mono-nova en conexión directa con la patota electrónica que dirige el show para la tierra desde el GRAN ESTUDIO ATLAS DE PSICOPUTO 
A través de Nueva Roma conocerás la ciencia de la bella gente (cosa más que curiosa). Los hologramas de los chicos de oro, con sus orgías robotizadas. Escenas que roban su tiempo de la eternidad. Chinas chatas de ojos azules, negros funestos, judías carnales. Ricos puritanos imperiales de cabeza cuadrada y los infaltables germanos feroces con las pupilas encendidas. 
Nueva Roma tiene la imagen del futuro. Un estado de ánimo fragante se eleva desde sus medios. Es la nueva conciencia temporal para tus nervios. 

Nueva Roma te ofrece una confortable vida de simulaciones, invariables por toda una tecno-eternidad. ¡Bienvenidos, entonces, a los telejuegos chamánicos! Nuestro servicio personalizado bajo lámparas que vuelven estéticos los tumores de piel. Con la puesta en cámaras del distorsionador del destino de los telespectadores y el Bingo Final que nos resta por tres minutos el ordenador Vega para cometer actos arbitrarios a escala mundial y obtener al fin de cada jornada televisiva un descansado sueño blanco. Un bien merecido sueño de pescado. 

"Tres Consejos Para la Felicidad" - Eckhart Tolle

Las modalidades del despertar son la aceptación, el gozo y el entusiasmo. Cada una representa una cierta frecuencia de vibración de la conciencia. Tienes que estar atento para asegurarse de que uno de ellos opera cada vez que te dedicas a no hacer nada en absoluto. Desde la tarea más simple a lo más complejo
- Eckhart Tolle -

Eckhart Tolle es un autor y maestro espiritual nacido en Alemania. Estudió en las universidades de Londres y Cambridge. A la edad de veintinueve años una profunda transformación interna cambió radicalmente el curso de su vida. Los años siguientes los dedicó a la comprensión y la profundización de su transformación interior para convertirse en asesor y maestro espiritual.
Tolle es el autor del aclamado bestseller número 1 del New York Times “El Poder del Ahora”, en el que explica que al honrar el momento presente, toda la infelicidad y la lucha se disuelven, y la vida empieza a fluir con alegría y facilidad. Los tres consejos siguientes sobre felicidad han sido tomados de su libro, “Una Nueva Tierra”.

Cuidado con tu infelicidad de fondo:

En “Una nueva tierra ” Tolle reflexiona sobre la infelicidad de fondo que la mayoría de las personas experimentan casi constantemente. Es un sentimiento general de descontento, resentimiento e irritación que está presente en el fondo y que avanza a través de su vida cotidiana.
Este sentimiento se alimenta de pensamientos inconscientes que se refieren a los siguientes aspectos:
“Tiene que ocurrir algo en en mi vida antes de que pueda estar en paz (completo, feliz, etc.) Y me molesta que no haya sucedido todavía. “
“Algo ocurrió en el pasado que no debería haber ocurrido y no me gusta. Si eso no hubiera ocurrido estaría en paz ahora “.
La mayoría de las personas se cuentan constantemente historias de cómo en algún momento en el futuro van a estar en paz, cuando un determinado hecho ocurra, o cuando alcancen una meta que se han fijado o si llegan a ser esto o aquello.
A veces la historia trata de la imposibilidad de alcanzar la paz de la mente o la felicidad a causa de algo que sucedió en el pasado. Eckhart Tolle añade que el común de las historias particulares podrían titularse: “¿Por qué no puedo estar en paz ahora”.
Él indica que para ser felices deberíamos hacer las paces con el momento presente.

Eckhart Tolle comparte su observación del comportamiento de dos patos peleando. Ellos hacen lo siguiente:
Se separan y flotan en direcciones opuestas.
Entonces cada uno despliega sus alas con fuerza varias veces para deshacerse del exceso de energía que se acumuló durante la pelea.
Después de batir sus alas flotan en paz, como si no hubiera pasado nada.
Sin embargo, de tener el pato una mente humana, lo probable es que se contara una historia como la siguiente:
“No puedo creer lo que acaba de hacer.¿Quién se cree que es? Me pone de los nervios… no tiene absolutamente ninguna consideración hacia los demás. Piensa que posee este estanque. Estoy seguro de que ya está tramando alguna nueva manera de darme la lata. No se va a salir con la suya, yo le enseñaré “.
La lección que podemos aprender de los patos es la siguiente: batir sus alas. Es decir, sacudir el exceso de energía que se interioriza después de un encuentro negativo, dejar de lado las historias que te estás contando a ti mismo, y volver al único lugar de poder: el momento presente.
Además, conviene estar atento a los pensamientos y emociones. Pregúntate a ti mismo constantemente: “¿Hay alguna negatividad en mí en este momento?” Ten cuidado con los pensamientos que tratan de explicar o justificar esta infelicidad, pero en realidad son la causa.
Cuando te das cuenta de un estado negativo dentro de ti, al mismo tiempo te das cuenta que tú no eres esos pensamientos, emociones o reacciones. Por el contrario, eres la presencia consciente que está siendo testigo de esos estados. Y en ese momento, en el que se crea una desconexión entre tus pensamientos y tú, puedes optar por cambiar simplemente los pensamientos y creencias que están causando la infelicidad de fondo en tu vida.

Elige paz sobre el drama:

Eckhart Tolle también informa que debemos elegimos la paz sobre drama. Él explica que aunque todos queremos la paz, es decir, todos queremos ser felices, hay algo dentro de nosotros que también desea drama y conflicto. Piensa en lo siguiente:
Tienes una discusión con alguien;
Sientes que has sido de alguna manera menospreciado;
No tienes el debido reconocimiento, y así sucesivamente.

En todos los casos anteriores tu mente se acelera para defender su posición, atacar o culpar a alguien más. Tolle agrega lo siguiente:
“¿Puedes sentir que hay algo en ti que está en guerra abierta, algo que se siente amenazado y quiere sobrevivir a toda costa, que necesita el drama con el fin de afirmar tu identidad como el personaje victorioso de esa producción teatral? ¿Puedes sentir que hay algo en ti que preferiría tener la razón que estar en paz? “

Desde luego, a quién le parece más justo esto es al ego, y una vez más la forma de disminuir el apego del ego a lo largo de su proceso de pensamiento es llegar a ser consciente de ello. Para Tolle ego es la parte de nosotros que se identifica con la voz en nuestra cabeza con “comentar, especular, juzgar, comparar, quejarse, afirmar gustos o disgustos , etc.”
La voz puede revivir el pasado y también ensayar imaginadas situaciones futuras. A su juicio, el pasado y el futuro son algo muy importante. Lo que ocurrió en el pasado, se dice, ya es y en el futuro se van a conseguir los objetivos que anda persiguiendo. Sin embargo, se da poco valor al presente.
Al escuchar la voz sin juzgar de ninguna manera, se dará cuenta de que “existe la voz” y “el aquí estoy escuchando”. Entonces ya es posible reemplazar lo que la voz dice y en su lugar afirmar: “Elijo ser feliz en lugar de insistir a toda costa que estar en lo cierto”.

Transforma tu trabajo en una práctica espiritual por la liberación de tu Ego:


El tema del ” estado de flujo “y su relación a la felicidad ya la he mencionado antes en este blog.. En “Una Nueva Tierra”, Eckhart Tolle se refiere a que la forma de soltar el ego mientras trabajamos nos permite estar completamente presentes y ser uno con la tarea que realizamos.
Explica que aquellos que son excepcionalmente buenos en lo que hacen son a menudo totalmente o en gran medida libres de ego en el desempeño de su labor. Porque han llevado su atención fuera de ellos mismos:
Sus resentimientos mezquinos;
Su necesidad de reconocimiento;
Su aprensión sobre cómo su trabajo será percibido por los demás, y así sucesivamente.
En cambio, han puesto su atención completamente en la tarea que están realizando. Puede que lo ignoren, pero su trabajo se ha convertido en una práctica espiritual: cuando trabajan se convierten en uno con lo que hacen.
Al alcanzar este estado de flujo ya no estás preocupado por si el libro será aceptado por el editor o el que alguien pueda obtener crédito por tus ideas. Además, ya no estás reviviendo una situación incómoda que te ha pasado por la mañana o la semana pasada. Eres simplemente el presente con lo que estás haciendo y firmemente enraizado en el momento.
Es decir, has calmado tu ego y estás completamente en paz.

Conclusión:

Haz lo siguiente:
-Toma conciencia de las historias que estás constantemente contándote a ti mismo en la parte posterior de tu mente de por qué no puedes ser feliz ahora;
-Decide que eres feliz y estás en paz -es más importante para usted que estar en lo correcto, y
-Libera tu ego mientras estás trabajando para que pueda llegar a ser uno con lo que estás haciendo, y al menos mientras ejercitas tu profesión puedes olvidar quejas mezquinas y las preocupaciones cotidianas.

(http://microcambios.com/2013/03/18/tres-consejos-para-la-felicidad-eckhart-tolle/)
Artículo de Marelisa Fábrega en:http://daringtolivefully.com/eckhart-tolle-happiness-tips
Traducido del inglés. Para ver original remitirse al enlace.

domingo, 2 de marzo de 2014

Prólogo a "Las enseñanzas de Don Juan", de Carlos Castaneda

Hace unos años me dijo días Michaux: “Yo comencé publicando pequeñas plaquettes de poesía. El tiro era de unos 200 ejemplares. Después subí a 2 mil y ahora he llegado a los 20 mil. La semana pasada un editor me propuso publicar mis libros en una colección que tira 100 mil ejemplares. Rehusé: lo que quiero es regresar a los 200 del principio.” Es difícil no simpatizar con Michaux: más vale ser desconocido que mal conocido. La mucha luz es como la mucha sombra: no deja ver. Además, la obra debe preservar su misterio. Cierto, la publicidad no disipa los misterios y Homero sigue siendo Homero después de miles de años y miles de ediciones. No los disipa pero los degrada: hace de Prometeo un espectáculo de circo, de Jesucristo una estrella de music-hall, de Las meninas un icono de obtusas devociones y de los libros de Marx objetos simultáneamente sagrados e ilegibles (en los países comunistas nadie los lee y todos juran en vano sobre ellos). La degradación de la publicidad es una de las fases de la operación que llamamos consumo. Transformadas en golosinas, las obras son literalmente deglutidas, ya que no gustadas, por lectores apresurados y distraídos.
Algunos desesperados de talento oponen a las facilidades un texto impenetrable. Recurso suicida. La verdadera defensa de la obra consiste en irritar y seducir la atención del lector con un texto que pueda leerse de muchas maneras. El ejemplo mayor es Finnegans Wake; la dificultad de ese libro no depende de que su significado sea inaccesible sino de que es múltiple: cada frase y cada palabra es un haz de sentidos, un puñado de semillas semánticas que Joyce siembra en nuestras orejas con la esperanza de que germinen en nuestra cabeza. Ixión convertido en libro, Ixión y sus reflexiones, flexiones y fluxiones. Una obra que dura -lo que llamamos: un clásico- es una obra que no cesa de producir nuevos significados. Las grandes obras se reproducen a sí mismas en sus distintos lectores y así continuamente. De la capacidad de auto producción se sigue la pluralidad de significados y de ésta la multiplicidad de lecturas. Sólo hay una manera de leer las últimas noticias del diario pero hay muchas de leer a Cervantes. El periódico a hijo de la publicidad y ella lo devora: es un lenguaje que se usa y que, al usarse, se gasta que termina en el cesto de basura; el Quijote es un lenguaje que al usarse se reproduce y se vuelve otro. Es una transparencia ambigua: el sentido deja ver otros posibles sentidos.
¿Qué pensará Carlos Castaneda de la inmensa popularidad de sus obras? Probablemente se encogerá de hombros: un equívoco más en una obra que desde su aparición provoca el desconcierto y la incertidumbre. En la revista Time se publicó hace unos meses una extensa entrevista con Castaneda. Confieso que el “misterio Castaneda” me interesa menos que su obra. El secreto de su origen -¿es peruano, brasileño o chicano?- me parece un enigma mediocre, sobre todo si se piensa en los enigmas que nos proponen sus libros. El primero de esos enigmas se refiere a su naturaleza: ¿antropología o ficción literaria? Se dirá que mi pregunta es ociosa: documento antropológico o ficción, el significado de la obra es el mismo. La ficción literaria es ya un documento etnográfico y el documento, como sus críticos más encarnizados lo reconocen, posee indudable valor literario. El ejemplo de Tristes Tropiques -autobiografía de un antropólogo y testimonio etnográfico- contesta la pregunta. ¿La contesta realmente? Si los libros de Castaneda son una obra de ficción literaria, lo son de una manera muy extraña: su tema es la derrota de la antropología y la victoria de la magia; si son obras de antropología, su tema no puede ser lo menos: la venganza del “objeto” antropológico (un brujo) sobre el antropólogo hasta convertirlo en un hechicero. Antiantropología.
La desconfianza de muchos antropólogos ante los libros de Castaneda no se debe sólo a los celos profesionales o a la miopía del especialista. Es natural la reserva frente a una obra que comienza como un trabajo de etnografía (las plantas alucinógenas -peyote, hongos y datura- en las prácticas y rituales de la hechicería yaqui) y que a las pocas páginas se transforma en la historia de una conversión. Cambio de posición: el “objeto” del estudio -don Juan, chamán yaqui- se convierte en el sujeto que estudia y el sujeto -Carlos Castaneda, antropólogo- se vuelve el objeto de estudio y experimentación. No sólo cambia la posición de los elementos de la relación sino que también ella cambia. La dualidad sujeto/objeto -el sujeto que conoce y el objeto por conocer- se desvanece y en su lugar aparece la de maestro/neófito. La relación de orden científico se transforma en una de orden mágico-religioso. En la relación inicial, el antropólogo quiere conocer al otro; en la segunda, el neófito quiere convertirse en otro.
La conversión es doble: la del antropólogo en brujo y la de la antropología en otro conocimiento. Como relato de su conversión, los libros de Castaneda colindan en un extremo con la etnografía y en otro con la fenomenología, más que de la religión, de la experiencia que he llamado de la otredad. Esta experiencia se expresa en la magia, la religión y la poesía pero no sólo en ellas: desde el paleolítico hasta nuestros días es parte central de la vida de hombres y mujeres. Es una experiencia constitutiva del hombre, como el trabajo y el lenguaje. Abarca del juego infantil al encuentro erótico y del saberse solo en el mundo a sentirse parte del mundo. Es un desprendimiento del yo que somos (o creemos ser) hacia el otro que también somos y que siempre es distinto de nosotros. Desprendimiento: aparición: Experiencia de la extrañeza que es ser hombres. Como destrucción critica de la antropología, la obra de Castaneda roza las opuestas fronteras de la filosofía y la religión. Las de la filosofía porque nos propone, después de una crítica radical de la realidad, otro conocimiento, no-científico y alógico; las de la religión porque ese conocimiento exige un cambio de naturaleza en el iniciado: una conversión. El otro conocimiento abre las puertas de la otra realidad a condición de que el neófito se vuelva otro. La ambigüedad de los significados se despliega en el centro de la experiencia de Castaneda. Sus libros son la crónica de una conversión, el relate de un despertar espiritual y, al mismo tiempo, son el redescubrimiento y la defensa de un saber despreciado por Occidente y la ciencia contemporánea. El tema del saber está ligado al del poder y ambos al de la metamorfosis: el hombre que sabe (el brujo) es el hombre de poder (el guerrero) y ambos, saber y poder, son las llaves del cambio. El brujo puede ver la otra realidad porque la ve con otros ojos -con los ojos del otro.
Los medios para cambiar de naturaleza son ciertas drogas usadas por los indios americanos. La variedad del las plantas alucinógenas que conocían las sociedades precolombinas es asombrosa, del yagé o ayahuasca de Sudamérica al peyote del altiplano mexicano, y de los hongos de las montañas de Oaxaca y Puebla a la datura que da don Juan a Castaneda en el primer libro de la trilogía. Aunque los misioneros españoles conocieron (y condenaron) el uso de substancias alucinógenas por los indios, los antropólogas modernos no se interesaron en el tema sino hasta hace muy poco tiempo.
En realidad, señala Michael J. Harner, “los estudios más importantes sobre la materia se deben, más que a los antropólogos, a farmacólogos como Lewin y a botánicos como Schultz y Watson.” Uno de los méritos de Castaneda es haber pasado de la botánica y la fisiología a la antropología. Castaneda ha penetrado en una tradición cerrada, una sociedad subterránea y que coexiste, aunque no convive, con la sociedad moderna mexicana. Una tradición en vías de extinción: la de los brujos, herederos de los sacerdotes y chamanes precolombinos.
La sociedad de los brujos de México es una sociedad clandestina que se extiende en el tiempo y en el espacio. En el tiempo: es nuestra contemporánea, pero por sus creencias, prácticas y rituales hunde sus raíces en el mundo prehispánico; en el espacio: es una cofradía que por sus ramificaciones abarca a toda la república y penetra hasta el sur de los Estados Unidos. Una tradición sincretista, lo mismo por sus prácticas que por su visión del mundo. Por ejemplo, don Juan usa indistintamente el peyote, los hongos y la datura mientras que los chamanes de Huatla, según Munn, se sirven únicamente de los hongos. En las ideas de don Juan sobre la naturaleza de la realidad y del hombre aparece continuamente el tema del doble animal, el nahual, cardinal en las creencias precolombinas, al lado de conceptos de origen cristiano. Sin embargo, no me parece aventurado afirmar que se trata de un sincretismo en el que tanto el fondo como las prácticas son esencialmente precolombinas. La visión
de don Juan es la de una civilización vencida y oprimida por el cristianismo virreinal y por las sucesivas ideologías de la República Mexicana, de los liberales del siglo XIX a los revolucionarios del XX. Un vencido indomable. Las ideologías por las que matamos, y nos matan desde la Independencia, han durado poco; las creencias de don Juan han alimentado y enriquecido la sensibilidad y la imaginación de los indios desde hace varios miles de años.
Es notable, mejor dicho: reveladora, la ausencia de nombres mexicanos entre los de los investigadores de la faz secreta, nocturna de México. Esta indiferencia podría atribuirse a una deformación profesional de nuestros antropólogos, víctimas de prejuicios cientistas que, por lo demás, no comparten todos sus colegas de otras partes. A mi juicio se trata más bien de una inhibición debida a ciertas circunstancias históricas y sociales. Nuestros antropólogos son los herederos directos de los misioneros, del mismo modo que los brujos lo son de los sacerdotes prehispánico. Como los misioneros del siglo XVI, los antropólogos mexicanos se acercan a las comunidades indígenas no tanto para conocerlas como para cambiarlas. Su actitud es inversa a la de Castaneda. Los misioneros querían extender la comunidad cristiana a los indios; nuestros antropólogos quieren integrarlos en la sociedad mexicana. El etnocentrismo de los primeros era religioso, el de los segundos es progresista y nacionalista. Esto último limita gravemente su comprensión de ciertas formas de vida. Sahagún comprendía profundamente la religión india, incluso sí la concebía como una monstruosa artimaña del demonio, porque la contemplaba desde la perspectiva del cristianismo. Pata los misioneros las creencias y prácticas religiosas de los indios eran algo perfectamente serio, endemoniadamente serio; pata los antropólogos son aberraciones, errores, productos culturales que hay que clasificar y catalogar en ese museo de curiosidades y monstruosidades que se llama etnografía.
Otro de los obstáculos pata la recta comprensión del mundo indígena, lo mismo el antiguo que el contemporáneo, es la extraña mezcla de behaviorismo norteamericano y de marxismo vulgar que impera en los estudios sociales mexicanos. El primero es menos dañino; limita la visión pero no la deforma. Como método científico es valioso, no como filosofía de la ciencia. Esto es evidente en la esfera de la lingüística, la única de las llamadas ciencias sociales que se ha constituido verdaderamente como tal.
No es necesario extenderse sobre el tema: Chomsky ha dicho ya lo esencial. La limitación del marxismo es de otra índole. Reducir la magia a una mera superestructura ideológica puede ser, desde cierto punto de vista, exacto. Sólo que se trata de un punto de vista demasiado general y que no nos deja ver el fenómeno en su particularidad concreta. Entre antropología y marxismo hay una oposición. La primera es una ciencia o, más bien, aspira a convertirse en una; por eso se interesa en la descripción de cada fenómeno particular y no se atreve sino con las mayores reservas a emitir conclusiones generales. Todavía no hay leyes antropológicas en el sentido en que hay leyes físicas. El marxismo no es una ciencia, sino una teoría de la ciencia y de la historia (más exactamente: una teoría histórica de la ciencia); por eso engloba todos los fenómenos sociales en categorías históricas universales: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo. El modelo histórico del marxismo es sucesivo, progresista y único; quiero decir, todas las sociedades han pasado, pasarán o deben pasar por cada una de las fases de desarrollo histórico, desde el comunismo original hasta el comunismo de la era industrial. Para el marxismo no hay sino una historia, la misma para todos. Es un universalismo que no admite la pluralidad de civilizaciones y que reduce la extraordinaria diversidad de sociedades a unas cuantas formas de organización económica. El modelo histórico de Marx fue la sociedad occidental; el marxismo es un etnocentrismo que se ignora.
En otras páginas me he referido a k función de las drogas alucinógenas en la experiencia visionaria (Corriente Alterna, México, 1967). Sería una impertinencia repetir aquí lo que dije entonces, de modo que me limitaré a recordar que el uso de los alucinógenos puede equipararse a las prácticas ascéticas: son medios predominantemente físicos y fisiológicos para provocar la iluminación espiritual. En la esfera de la imaginación son el equivalente de lo que son el ascetismo para los sentidos y los ejercicios de meditación para el entendimiento. Apenas si debo añadir que, para ser eficaz, el empleo de las substancias alucinógenas ha de insertarse en una visión del mundo y del trasmundo, una escatología, una teología y un ritual. Las drogas son parte de una disciplina física y espiritual, como las prácticas ascéticas. Las maceraciones del eremita cristiano corresponden a los padecimientos de Cristo y de sus mártires; el vegetarianismo del yoguín a la fraternidad de todos los seres vivos y a los misterios del karma; los giros del derviche a la espiral cósmica y a la disolución de las formas en su movimiento. Dos transgresiones opuestas, pero coincidentes, de la sexualidad normal: la castidad del clérigo cristiano y los ritos eróticos del adepto tantrista. Ambas son negaciones religiosas de la generación animal. La comunión huichol del peyote implica prohibiciones sexuales y alimenticias más rigurosas que la Cuaresma católica y el Ramadán islámico. Cada una de estas prácticas es parte de un simbolismo que abarca al macrocosmos y al microcosmos; cada una de ellas, asimismo, posee una periodicidad rítmica, es decir, se inscribe dentro de un calendario sagrado. La práctica es visión y sacramento, momento único y repetición ritual.
Las drogas, las prácticas ascéticas y los ejercicios de meditación no son fines sino medios. Si el medio se vuelve fin, se convierte en agente de destrucción. El resultado no es la liberación interior sino la esclavitud, la locura y no la sabiduría, la degradación y no la visión. Esto es lo que ha ocurrido en los últimos años. Las drogas alucinógenas se han vuelto potencias destructivas porque han sido arrancadas de su contexto teológico y ritual. Lo primero les daba sentido, trascendencia; lo segundo, al introducir períodos de abstinencia y de uso, minimizaba los trastornos psíquicos y fisiológicos. El uso moderno de los alucinógenos es la profanación de un antiguo sacramento, como la promiscuidad contemporánea es la profanación del cuerpo. Los alucinógenos, por lo demás, sólo son en la primera fase de la iniciación. Sobre este punto Castaneda es explícito y terminante: una vez rota la percepción cotidiana realidad -una vez que la visión de la otra realidad cesa de ofender a nuestros sentidos y a nuestra razón -las drogas salen sobrando. Su función es semejante a la del mandala del budismo tibetano: es un apoyo de la meditación, necesario para el principiante, no para el iniciado.
La acción de los alucinógenos es doble: son una crítica de la realidad y nos proponen otra realidad. El mundo que vemos, sentimos y pensamos aparece desfigurado y distorsionado; sobre sus ruinas se eleva otro mundo, horrible o hermoso, según el caso, pero siempre maravilloso. (La droga otorga paraísos e infiernos conforme a una justicia que no es de este mundo, pero que, indudablemente, se parece a la del otro según lo han descrito los místicos de todas las religiones.) La visión de la otra realidad reposa sobre las ruinas de esta realidad. La destrucción de la realidad cotidiana es el resultado de lo que podría llamarse la crítica sensible del mundo. Es el equivalente, en la esfera de los sentidos, de la crítica racional de la realidad. La visión se apoya en un escepticismo radical que nos hace dudar de la coherencia, consistencia y aun existencia de este mundo que vemos, oímos, olemos y tocamos. Para ver la otra realidad hay que dudar de la realidad que vemos con los ojos. Pirrón es el patrono de todos los místicos y chamanes.
La crítica de la realidad de este mundo y del yo la hizo mejor que nadie, hace dos siglos, David Hume: nada cierto podemos afirmar del mundo objetivo y del sujeto que lo mira, salve que uno y otro son haces de percepciones instantáneas e inconexas ligadas por la memoria y la imaginación. El mundo es imaginario, aunque no lo sean las percepciones en que, alternativamente, se manifiesta y se disipa. Puede parecer arbitrario acudir al gran crítico de la religión. No lo es: “When I view this table and that chimney, nothing is present to me but particular perceptions, which are of a like nature with all the other perceptions… When I turn my reflection on myself, I never can perceive this self without some one or more perceptions: nor can I ever perceive anything but the perceptions. It is the compositions of these, therefore, which forms the self”. Don Juan, el chamán yaqui, no dice algo muy distinto: lo que llamamos realidad no son sino “descripciones del mundo” (pinturas las llama Castaneda, siguiendo en esto a Russell y a Wittgenstein más que a su maestro yaqui). Estas descripciones no son más sino menos consistentes e intensas que las visiones del peyote en ciertos mementos privilegiados. El mundo y yo: un haz de percepciones percibidas (¿emitidas?) por otro haz de percepciones. Sobre este escepticismo, ya no sensible sino racional, se construye lo que Hume llama la creencia -nuestra idea del mundo y de la identidad personal- y don Juan la visión del guerrero.
El escepticismo, si es congruente consigo mismo, está condenado a negarse. En un primer memento su crítica destruye los fundamentos pretendidamente racionales en que descansa nuestra fe en la existencia del mundo y del ser del hombre: uno y otro son opiniones, creencias desprovistas de certidumbre racional. El escéptico se sirve de la razón para mostrar las insuficiencias de la ratón, su sinrazón secreta. Inmediatamente después, en un movimiento circular, se vuelve sobre sí mismo y examina su razonamiento: si su crítica ha sido efectivamente racional, debe estar marcada por la misma inconsistencia. La sinrazón de la razón, la incoherencia, aparecen también en la crítica de la ratón. El escéptico tiene que cruzarse de brazos y, para no contradecirse una vez más, resignarse al silencio y a la inmovilidad. Si quiere seguir viviendo y hablando debe afirmar, con una sonrisa desesperada, la validez no-racional de las creencias.
El razonamiento de Hume, incluso su crítica del yo, aparece en un filósofo budista del siglo II, Nagarjuna. Pero el nihilismo circular de Nagarjuna no termina en una sonrisa de resignación sino en una afirmación religiosa. El indio aplica la crítica del budismo a la realidad del mundo y del yo -son vacuos, irreales- al budismo mismo: también la doctrina es vacua, irreal. A su vez, la crítica que muestra la vacuidad e irrealidad de la doctrina es vacua, irreal. Si todo está vacío también “todo-está-vacío-incluso-la-doctrina-todo-está-vacío” está vacío. El nihilismo de Nagarjuna se disuelve a sí mismo y reintroduce sucesivamente la realidad (relativa) del mundo y del yo, después la realidad (también relativa) de la doctrina que predica la irrealidad del mundo y del yo y, al fin, la realidad (igualmente relativa) de la crítica de la doctrina que predica la irrealidad de mundo y del yo. El fundamento del budismo con sus millones de mundos y, en cada uno de ellos, sus millones de Budas y Bodisatvas es un precipicio en el que nunca nos despeñamos. El precipicio es un reflejo que nos refleja.
No sé qué pensarán don Juan y don Genaro de las especulaciones de Hume y de Nagarjuna. En cambio, estoy (casi) seguro de que Carlos Castaneda las aprueba -aunque con cierta impaciencia. Lo que le interesa no es mostrar la inconsistencia de nuestras descripciones de la realidad -sean las de la vida cotidiana o las de la filosofía- sino la consistencia de la visión mágica del mundo. La visión y la práctica: la magia es ante todo una práctica. Los libros de Castaneda, aunque poseen un fundamento teórico: el escepticismo radical, son el relate de una iniciación a una doctrina en la que la práctica ocupa el lugar central. Lo que cuenta no es lo que dicen don Juan y don Genaro, sino lo que hacen. ¿Y qué hacen? Prodigios. Y esos prodigios ¿son reales o ilusorios? Todo depende, dirá con sorna don Juan, de lo que se entienda por real y por ilusorio. Tal vez no son términos opuestos y lo que llamamos realidad es también ilusión. Los prodigios no son ni reales ni ilusorios: son medios para destruir la realidad que vemos. Una y otra vez el humor se desliza insidiosamente en los prodigios como si la iniciación fuese una larga tomadura de pelo. Castaneda debe dudar tanto de la realidad de la realidad cotidiana, negada por los prodigios, como de la realidad de los prodigios, negada por el humor. La dialéctica de don Juan no está hecha de razones sino de actos pero no por eso es menos poderosa que las paradojas de Nagarjuna, Diógenes o Chuang-Tseu.
La función del humor no es distinta de la de las drogas, el escepticismo racional y los prodigios: el brujo se propone con todas esas manipulaciones romper la visión cotidiana de la realidad, trastornar nuestras percepciones y sensaciones, aniquilar nuestros endebles razonamientos, arrasar nuestras certidumbres -para que aparezca la otra realidad. En el último capítulo de Journey to Ixtlán, Castaneda ve a don Genaro nadando en el piso del cuarto de don Juan como si nadase en una piscina olímpica. Castaneda no da crédito a sus ojos no sabe si es víctima de una farsa o si está a punto de ver. Por supuesto, no hay nada que ver. Eso es lo que llama don Juan: parar el mundo, suspender nuestros juicios y opiniones sobre la realidad. Acabar con el “esto” y el “aquello”, el sí y el no, alcanzar ese estado dichoso de imparcialidad contemplativa a que han aspirado todos los sabios.
La otra realidad no es prodigiosa: es. El mundo de todos los días es el mundo de todos los días: ¡qué prodigio! La iniciación de Castaneda puede verse como un regreso, guiado por don Juan y don Genaro -ese Quijote y ese Sancho Panza de la brujería andante, dos figuras que poseen la plasticidad de los héroes de los cuentos y leyendas- el antropólogo desanda el camino. Vuelta a sí mismo, no al que fue ni al pasado: al ahora. Recuperación de la visión directa del mundo, ese instante de inmovilidad en que todo parece detenerse, suspendido en una pausa del tiempo. Inmovilidad que sin embargo transcurre -imposibilidad lógica pero realidad irrefutable para los sentidos. Maduración invisible del instante que germina, florece, se desvanece, brota de nuevo. El ahora: antes de la separación, antes de falso-o-verdadero, real-o-ilusorio, bonito-o-feo, bueno-o-malo. Todos vimos alguna vez el mundo con esa mirada anterior pero hemos perdido el secreto.
Perdimos el poder que une al que mira con aquello que mira. La antropología llevó a Castaneda a la hechicería y ésta a la visión unitaria del mundo: a la contemplación de la otredad en el mundo de todos los días. Los brujos no le enseñaron el secreto de la inmortalidad ni le dieron la receta de la dicha eterna: le devolvieron la vista. Le abrieron las puertas de la otra vida. Pero la otra vida está aquí. Sí, allá está aquí, la otra realidad es el mundo de todos los días. En el centro de este mundo de todos los días centellea, como el vidrio roto entre el polvo y la basura del patio trasero de la casa, la revelación del mundo de allá. ¡Qué revelación! No hay nada que ver, nada que decir: todo es alusión, seña secreta, estamos en una de las esquinas del cuarto de los ecos, todo nos hace signos y todo se calla y se oculta. No, no hay nada que decir.
Alguna vez Bertrand Russell dijo que “la clase criminal está incluida en la clase hombre”. Uno podría decir: “La clase antropólogo no está incluida en la clase poeta, salvo en algunos casos.” Uno de esos casos se llama Carlos Castaneda.
Octavio Paz
Cambridge, Mass.,
15 de septiembre de 1973.